14 Enero 2020

Resiliencia e Inteligencia Emocional, ¿a qué se refieren estos términos?

Actualmente, escuchamos con mayor frecuencia los términos “RESILIENCIA” e “INTELIGENCIA EMOCIONAL”, tanto en el ámbito profesional como en el personal. Sin embargo, ¿sabrías explicar a qué se refieren?

La RESILIENCIA se refiere a la capacidad que tienen las personas para adaptarse positivamente a situaciones adversas. Seguro que reconoces a alguien en esta descripción. Hay muchos casos en la historia de personas con gran resiliencia, por ejemplo: Nelson Mandela que sufrió 27 años de injusto encarcelamiento no desistió en su empeño de erradicar la discriminación étnica en su país y lo consiguió tras convertirse en presidente, otro ejemplo es el de la conocida Irene Villa, que tras haber sufrido un atentado terrorista no permitió que la rabia provocada por tal situación dirigiese su vida, convirtiéndola en fuente de inspiración para dar visibilidad a las víctimas del terrorismo y llevar una vida plena a través del perdón. Además de estos casos conocidos, encontramos ejemplos de resiliencia en nuestro día a día:  personas con situaciones traumáticas, pérdidas, enfermedades como el cáncer o un daño cerebral adquirido, problemas económicos, etc. Todas estas situaciones, en mayor o menor medida, requieren una readaptación de la persona casi hacia una nueva identidad.

La ciencia ha demostrado que las personas resilientes son aquellas que mayor éxito logran en la vida, a pesar de no haber tenido las circunstancias más favorables. Las personas resilientes se enfocan en las soluciones, no en los problemas. Piden ayuda cuando la necesitan, se rodean de gente a pesar de ser autónomas, agradecen a los demás, son flexibles (se adaptan a los cambios), tienen sentido del humor y muestran empatía. En definitiva, una persona resiliente es una persona con alta inteligencia emocional. Pero, ¿qué es la Inteligencia Emocional?

Este término fue acuñado por primera vez por el psicólogo Daniel Goleman. A pesar de que este conocimiento ya está avalado e instaurado en la comunidad científica, aún no está integrado en la sociedad: escuelas, universidades, mundo laboral, etc.

Seguramente, ahora mismo te estés preguntado, pero…. ¿en qué consiste la Inteligencia Emocional? Pues bien, según Goleman, esta inteligencia se compone de 5 habilidades:

  1. Autoconocimiento, definido como el conocimiento sobre nuestra propias emociones y sentimiento y cómo éstas nos influyen.
  2. Autocontrol, es decir, la capacidad para dominarnos a nosotros mismos y evitar que las emociones nos invadan y controlen por completo.
  3. Automotivación, entendida como la capacidad para guiar nuestras emociones a la consecución de objetivos. Ser proactivos.  
  4. Empatía, “ponerse en la piel del otro”. Es la capacidad para reconocer las emociones en los demás.
  5. Habilidades sociales. El ser humano es un ser social y como tal necesita mantener relaciones interpersonales ricas y satisfactorias para sentirse pleno.

En resumen, entrenar la Inteligencia Emocional nos permitirá tener un mejor conocimiento de nuestras propias emociones y de cómo manejarlas, identificarlas mejor en los demás, prevenir efectos nocivos de emociones negativas intensas y desarrollar habilidades para generar emociones positivas. Todo ello se traducirá en una sensación de bienestar que favorecerá el éxito personal a lo largo de todo el ciclo vital.

Llegados a este punto, es esencial definir el concepto de EMOCIÓN.

Se entiende como emoción el estado del organismo de excitación o perturbación que nos predispone para una respuesta organizada.  Este estado nos sirve como señal de que algo está pasando en el mundo exterior o interior. Por tanto, las emociones cumplen distintas funciones:

  • Sirven como señales.
  • Nos dan información de que algo no va bien.
  • Nos preparan para la acción
  • Nos informan del estado de nuestras relaciones
  • Sirven de señales para los demás.

 

 

¿Cuáles son las emociones básicas?

Características:

  • Son innatas (la parte de la corteza cerebral que alberga las emociones es una de las primeras en desarrollarse, por eso los niños son tan expresivos y, a menudo, son invadidos por sus propias emociones, ya que aún no han desarrollado la parte “más racional” de su cerebro y en ocasiones, les resulta imposible estar en “equilibrio”). 
  • Son universales, están presentes en todos los seres humanos independientemente de la edad, sexo, raza o nivel socioeconómico.
  • Se expresan de forma característica (cuando estamos alegres sonreímos, cuando nos sorprendemos se nos levantan las cejas y se nos abre la boca o, cuando sentimos asco se nos arruga la nariz y se nos eleva el labio superior).
  • Cumplen una función adaptativa, por lo que nos han permitido la supervivencia como especie. Por ejemplo, gracias al miedo evito lugares como los precipicios donde podría sufrir un accidente o, gracias al asco no como comida en mal estado que pudiera intoxicarme.
  • TODAS LAS PERSONAS SENTIMOS LAS 6 EMOCIONES EN ALGÚN MOMENTO.

 

 

Además, en contra de lo que se ha pensado siempre, las emociones en sí no son ni buenas ni malas. De hecho, todas ellas tienen una dimensión positiva, puesto que todas nos dan información importante, aunque es cierto que hay emociones agradables de sentir y otras que son un poco más desagradables. Sin embargo, es importante que sintamos y expresemos cada una de ellas.

Una vez llegados aquí se nos planea otra cuestión: ¿es lo mismo emoción que sentimiento? La respuesta es NO.

Los sentimientos son más complejos, también se les denomina emociones secundarias. Las características de los sentimientos son:

  • Surgen de las emociones básicas. Por ejemplo, cuando la sorpresa y el miedo se mezclan aparece el sentimiento de susto.
  • Son más complejos. Debemos haber desarrollado nuestros valores y pensamientos, por lo que son mucho más subjetivos y personales.
  • Lo que sentimos se relaciona con lo que pensamos y hacemos, normalmente mezclando varias emociones.
  • Dependen mucho de dónde nacemos y cómo nos crían.

 

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En definitiva, en Avanzo consideramos fundamental la Inteligencia Emocional para un buen desarrollo. Es necesario que los niños conozcan y controlen sus emociones para poder crecer felices y adaptados al entorno social, para ello, es indispensable que los papás les sirvamos de modelo en el control emocional.

 

“Las emociones son los motores con los que nos movemos”.